La resistencia a los antimicrobianos (RAM) se produce cuando bacterias, virus, hongos y parásitos dejan de responder a los medicamentos para combatirlos. Todo esto dificulta el tratamiento de infecciones y aumenta el riesgo de propagación de enfermedades y muerte. La Organización Mundial de la Salud (OMS) ubica a la resistencia antimicrobiana entre los 10 problemas de salud pública más importantes, al que ha denominado la “pandemia silenciosa”, y estima que ocasionará para 2050 más de 10 millones de muertes.

Muchos de los antibióticos que a menudo se usan para tratar infecciones como la neumonía, la sepsis (infecciones del torrente sanguíneo) y la meningitis, que los niños suelen contraer, tienen ahora una eficacia inferior al 50 por ciento, revela una investigación, publicada en la revista científica The Lancet Regional Health - Southeast Asia. Las regiones más afectadas por esta situación son el sudeste asiático y el Pacífico, incluidas Indonesia y Filipinas, pero resulta que los antibióticos en países como Estados Unidos también se están volviendo menos efectivos.

Los niños son especialmente vulnerables a los efectos de la resistencia a los antibióticos por varias razones. En primer lugar, las infecciones bacterianas son comunes en la infancia, desde infecciones del oído y del tracto respiratorio hasta infecciones gastrointestinales.

En segundo lugar, en áreas donde la resistencia es generalizada, los niños corren un mayor riesgo de morir por infecciones que antes eran tratables. Esto es especialmente preocupante en regiones con sistemas de salud débiles o acceso limitado a atención médica de calidad.

¿Cómo los organismos desarrollan resistencia a los antibióticos?

Cuanto más usamos antibióticos, más presión ejercemos sobre los organismos para que desarrollen resistencia. Ciertas bacterias pueden eludir los medicamentos diseñados para matarlas mediante el proceso natural de evolución, a través de dos medios principales: la mutación genética y la transferencia horizontal de genes. Estos cambios luego se transmiten a la siguiente generación de bacterias para perpetuar la resistencia.

¿Cuáles son los motivos principales que contribuyen a la resistencia a los antibióticos?

• Uso excesivo e inapropiado de antibióticos: Uno de los factores principales que impulsan la resistencia a los antibióticos es el uso excesivo y en ocasiones inapropiado de estos medicamentos. Muchos médicos, en el afán de proteger a su paciente, recetan innecesariamente antibióticos para tratar una infección viral como gripe, catarro o una enfermedad diarreica. Esta prescripción indiscriminada para infecciones virales, así como la automedicación y el incumplimiento de los regímenes de tratamiento, han fomentado el desarrollo de bacterias resistentes.
• Escasez de desarrollo de nuevos antibióticos: A pesar de la creciente amenaza de la resistencia a los antibióticos, la investigación y el desarrollo de nuevos antibióticos han disminuido significativamente en las últimas décadas. Este fenómeno se debe en parte a los desafíos científicos y económicos asociados con la creación de nuevos medicamentos antimicrobianos, lo que ha llevado a una disminución en el arsenal de opciones terapéuticas disponibles para combatir las infecciones resistentes. La mayoría de las grandes compañías farmacéuticas no están interesadas en buscar nuevos antibióticos porque ganan más dinero con medicamentos que la gente tiene que tomar durante meses o años para enfermedades crónicas, que días o semanas para una infección.
• Uso de antibióticos en la agricultura: El uso generalizado de antibióticos en la agricultura, especialmente como promotores del crecimiento en la cría de animales, también contribuye a la resistencia antimicrobiana. Las bacterias resistentes pueden propagarse a través de la cadena alimentaria, llegando a los humanos a través de productos alimenticios contaminados y contribuyendo aún más a la carga de resistencia.

Para abordar este desafío, se necesita una acción concertada a nivel global. Esto incluye la implementación de prácticas de uso adecuado de antibióticos en entornos médicos, la inversión en investigación y desarrollo de nuevos antibióticos y alternativas terapéuticas, el fortalecimiento de la vigilancia de la resistencia antimicrobiana y la promoción de prácticas sostenibles en la agricultura.

Solo a través de un enfoque integral y colaborativo podemos enfrentar este desafío y garantizar que los antibióticos sigan siendo eficaces para las generaciones futuras.